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martes, 5 de noviembre de 2013
Una gigantesca nube de Hidrógeno chocará con nuestra Galaxia
La Nube Smith es una serpiente gigante de hidrógeno que se encuentra en rumbo de colisión con la Vía Láctea. Si las habituales leyes físicas se cumplieran, las nubes de alta velocidad como ésta deberían desintegrarse cuando chocan con los discos de las galaxias. Pero no es así, continúan intactas. Ahora, un grupo de científicos ha descubierto un campo magnético de fuerza en lo más profundo de Smith que sería la clave para explicar la pervivencia de estas nubes durante su caída meteórica.
Los astrónomos, utilizando el telescopio Karl G. Jansky Very Large Array (VLA) de la Fundación Nacional de Ciencia y el Robert C. Byrd Green Bank Telescope (GBT) han descubierto un campo magnético en el interior profundo de la Nube Smith que puede protegerla cuando impacte con nuestra galaxia. Eso pasará dentro de unos 30 millones de años, porque la Gran Nube de Smith se precipita hacia la Vía Láctea a más de 150 kilómetros por segundo. Cuando lo haga, los astrónomos creen que supondrá el inicio de un espectacular estallido de nuevas estrellas. Pero primero tiene que sobrevivir a su impacto, a toda velocidad, contra el halo de gas caliente ionizado que rodea la Vía Láctea.
Este descubrimiento podría ayudar a explicar cómo las llamadas nubes de alta velocidad (CHV) se mantienen casi intactas durante sus fusiones con los discos de las galaxias, donde podrían proporcionar nuevo combustible para nuevas generaciones de estrellas. "La atmósfera galáctica provoca que estas nubes de hidrógeno alcancen temperaturas superiores al millón de grados, lo que debería destruirlas antes de que llegaran al disco, donde se forman la mayoría de las estrellas. Pero no es así", comenta Alex Hill, astrónomo de la Comunidad Científica de Australia y de la Organización de Investigación Industrial (CSIRO ) y principal autor de un artículo publicado en la revista Astrophysical Journal sobre este tema. "Las nuevas observaciones revelan a una de estas nubes en el proceso de ser destrozada, pero unos escudos de protección generados por el campo magnético de la nube pueden ayudarla a sobrevivir en su camino galáctico".
Muchos cientos de CHV recorren nuestra galaxia, pero sus obituarios rara vez son producidos por su interactuación con la galaxia. Esto ha llevado a los astrónomos a considerar que las CHV son los bloques de construcción sobrantes de la formación de las galaxias, o los restos salpicados producidos en un choque intergaláctico de hace miles de millones de años.
Aunque de un tamaño masivo, el gas que compone la CHV es muy tenue, y las simulaciones por ordenador que se han hecho con ellas predicen que carecen del peso necesario para sobrevivir cuando se introducen a través del halo y llegan al disco de la Vía Láctea. "Durante mucho tiempo hemos tenido problemas para entender cómo las CHV alcanzan el disco galáctico", explica Hill. "Ahora hay poderosas razones para creer que los campos magnéticos pueden evitar su 'quema' en el halo galáctico al igual que le sucede a un meteorito cuando arde al entrar en la atmósfera de la Tierra”.
A pesar de ser la mejor evidencia hasta ahora de un campo magnético en el interior de una CHV, el origen de la materia de la Nube de Smith sigue siendo un misterio. "El campo que observamos ahora es demasiado grande para haber existido en su estado actual cuando se formó la nube", dice Hill. "El campo se ha hecho probablemente más grande con el movimiento de la nube a través del halo”.
Aspecto de cometa
Investigaciones anteriores indican que la Nube Smith ya ha sobrevivido una vez a su paso por el disco de nuestra galaxia, hace varios miles de millones de años, y ahora está a punto de dar otra “pasada”. "La Nube Smith es única entre las nubes de alta velocidad conocidas porque ya ha interactuado claramente con la Vía Láctea y lo va a hacer de nuevo, comenta Felix J. Lockman, astrónomo en el Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO) en Green Bank." Tiene un aspecto similar al de los cometas, lo que indica que ya está sintiendo la influencia de la Vía Láctea".
La Gran Nube de Smith parece estar desprovista de estrellas, por lo que la única manera de observarla es con radiotelescopios extremadamente sensibles, como el GBT, que pueden detectar su débil emisión de hidrógeno neutro. Si fuera visible a simple vista, la Gran Nube de Smith cubriría casi tanto cielo como la constelación de Orión. Cuando la nube de Smith finalmente se fusione con la Vía Láctea , se podría producir un anillo brillante de estrellas similares al que hay relativamente cerca de nuestro Sol, conocido como el Cinturón de Gould. "Nuestra galaxia se encuentra en un entorno muy dinámico", concluye Hill, "y la forma en que interactúe con su entorno determinará si estrellas como el Sol se seguirán formando”.